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Foto del escritorAngélica Pinzón

Cuando dos libros, sin querer queriendo, conversan

He de confesarles...

que mis estimados lectores y colegas a veces me envían libros, para mi valoración y deleite. En esta ocasión recibí el libro «Taché tu nombre» de William Cacua, un poemario que me llamaba bastante la atención.


¿Y por qué algo nos llama la atención?

Bueno, tendemos a fijarnos en aquello que se parece a nosotros, un reflejo, una prenda, algo que nos recuerde lo que ya habíamos distinguido. Su temática alberga al tema universal del amor, pero lo enrarece, lo extraña (de hacer extraño) y lo nutre con términos, e incluso, definiciones nuevas.


¿Dónde había visto algo así antes? Oh, es verdad: ¡en mi nuevo libro!

Por mera casualidad, «Yo te Tláloc pq tú me Ambrosia» trabaja esta temática y se esfuerza sobremanera por enrarecer este tema, desde lo geográfico hasta lo físico, cetáceo e ilustrativo, interviene el poemario, todo en el afán de deletrear el amor con otras letras.


No pude evitar la curiosidad, o la necesidad de presentar a los dos libros. Como cuando conoces a una persona que sabes que se llevaría muy bien con esta otra, de lugares diferentes, pero valores similares. No soy una persona de triadas, pero me gusta cuando las encuentro.



Los saqué a tomar un café juntos y la pasaron de maravilla, debieron verlos, se paseaban las hojas, los cantos, medían su grosor, verificaban su fuente, las palabras y tonalidades. Le alcancé a escuchar al mío:

¡Yo quería decirle eso a mi personaje!

y la respuesta del otro, que no se hacía esperar:

Debiste hacerlo, no debemos callarnos ninguna palabra, o nos genera llenura.

Tomado del libro «Taché tu nombre» de W. Cacua
Por ejemplo,

en el libro de Tláloc se habla de un amor ficcional entre dos personajes separados geográficamente, esto genera cierta imposibilidad y fantasía. En el libro de Cacua, él responde a esta situación con el poema:

Hay Amores/ destinados a existir/ solo en nuestra mente,

Y así continúa ante ese vacío que deja la distancia de lo real y lo improbable:


pero nos acompañarán/ toda la vida.

Sé que son historias distintas pero, todas las distancias se parecen. Hay algo más en lo cual resuena un libro en el otro, es en ese , ese lenguaje en segunda persona a un remitente que no nos lee, que en la desesperación y ausencia, buscamos llenarlo con pronombres.



Tomado del libro «Taché tu nombre» de W. Cacua

Y por su parte, «Yo te Tláloc pq tú me Ambrosia» responde:



Tomado del libro «Yo te Tláloc pq tú me Ambrosia» de Angélica Pinzón
Y es que borrar y barrer, son verbos parecidos, verbos consecutivos, tal y como el amar y el desamor.

De esta forma, me paseo entre los dos libros, los dos bordes de la misma herida: el recuerdo.


Invito a los lectores a conseguirlos, para que espíen sus conversaciones, los silencios y las metáforas que se prestan, casi como en un juego de espejos, intercambiando vacíos y cicatrices.







 

Posdata: también pueden conseguir la versión de bolsillo escribiéndome o en el Baúl de Cuentos (Cl. 25c #34-22, Bogotá, D.C).

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