Andaba un poco perdido de este espacio. Las últimas semanas las pasé dedicado a la escritura de mi segunda novela, la cual ya terminé y estoy esperando la retroalimentación de parte de mis lectores beta. También ocupado con otras publicaciones de las que estaré informando oportunamente. En esta ocasión, quisiera hablar sobre el proceso de documentación e investigación requerido para escribir textos de extensión considerable. Esta se hace para hacer que la historia que uno cuente sea verosímil, que el lector se pueda sumergir en las letras y palabras pensando que en realidad son sucesos, hechos que pasaron y que merecen ser contados. Y no, no es algo necesario solo para escribir novela histórica, es para todo tipo de ficción, porque al documentarnos no solo buscamos eventos que ya pasaron, sino que podemos ubicar a los personajes en momentos históricos por suceder.
Me explico. Un autor que recomiendo leer es Santiago Posteguillo. Él escribe novela histórica basada en la antigua Roma. Para eso estudia documentos antiguos, revisa biografías, tratados, elementos judiciales, además de apoyarse en personas expertas en las materias de su investigación. Cuando tiene la oportunidad o lo ve necesario, visita los lugares por donde vivió el protagonista de sus libros. ¿Entonces él qué hace? Se preguntarán ustedes, él se inspira en eso para crear los diálogos y las tramas que le dan vida a sus novelas. Detalla con precisión momentos históricos desde la visión del protagonista y no como un libro de historia; tiene la capacidad de envolver al lector en un ambiente tan bien relatado que uno se puede imaginar cómo sería vivir en el imperio romano hace dos mil o más años en el pasado. Y así ha sido con todos sus libros: la trilogía de Escipión el Africano, la trilogía de Trajano, los dos libros sobre Julia Domna, y el que lanzó este año sobre Julio César, que según sus propias palabras, no van a ser tres, sino cinco o seis, pues es el emperador romano del que más información se encuentra. En serio, léanlo, van a sentir que están leyendo el guion de una película, y no se asusten por el tamaño de sus libros, pueden tener mil páginas cada uno, pero se leen en días, además, sus libros tienen al final un aparte de «Notas históricas» en donde explica todo, desde su investigación hasta el significado de las palabras latinas que utiliza, incluso menciona los elementos que descartó y en los que se dio las licencias creativas que usamos cuando escribimos.
Pero ya les dije que la documentación e investigación no se usa solo para libros históricos. Un libro de novela actual, de crimen o policial, por poner un ejemplo, debe tener muy claros conocimientos de anatomía humana, descripción de ciudades y climas, distancias recorridas, funcionamiento de los cuerpos policiales o militares, entidades administrativas, entre otras cosas. Si van a hablar de ciencia ficción, pues deben investigar sobre ciencia, física, química, estadística, etc. Creo que está claro el punto.
Esta es una de las razones por las que escribir una novela toma tanto tiempo. Hay otras, como la creación de personajes, que es una ciencia en sí misma. Pero la documentación e investigación es de las que más cuidado debe llevar, y la que menos se ve reflejada en un buen libro, porque termina uno con muchísima información relevante para determinar las acciones de un personaje, pero es más lo que se omite que lo que se incluye en el resultado final.
Otra cosa importante de la investigación previa, es que no deja cabos sueltos, ni deja todo a la imaginación. Permite tener una línea temporal coherente y llenar los agujeros de guion, tan incómodos al leerlos, pues dejan al lector con la sensación de que la historia no termina de cuadrar, y el escritor recurre a casualidades sacadas del sombrero de un mago para justificar sus desaciertos.
La investigación no es meterse dos años en una biblioteca. Hay mucho de eso, pero también se puede hacer otro tipo de búsqueda de información. Por ejemplo, buscar en redes sociales profesionales que coincidan con la del protagonista y preguntarles directamente; algunos responderán y otros ignorarán el mensaje, lo importante es poder consultar con alguien que ya tenga una experiencia previa. También está Google para realizar consultas de asuntos que no sean muy importantes, pero que deben ser mencionados, como una dirección, el nombre de una entidad específica, etc. Yo, por ejemplo, utilizo muchísimo Google Maps y Google Earth, el primero para mirar recorridos entre ciudades o poblaciones, y el segundo para mirar la altitud de estas y distancias genéricas, no muy precisas, que me ayudan a contar el tiempo que puede tardarse el personaje en diferentes medios, o simplemente para dar una ubicación geográfica precisa referenciada a algún lugar conocido.
Y la fantasía, ¿también debe investigarse? Por supuesto. La fantasía está dentro de la mente humana y es diferente para todos. Algunos nos quedamos viviendo en el mundo de Fantasía, descrito en «La Historia Interminable» de Michael Ende, llevada al cine en las dos películas llamadas «La historia sin fin». Otro tanto se queda con el mundo de «Alicia en el país de las maravillas» de Lewis Carroll, también llevada al cine en múltiples versiones. Para poder desarrollar estos textos se tuvo que investigar el comportamiento animal, la botánica de algunos lugares, la gastronomía exótica en varios países, etc. Todo con el fin de hacer creíble una historia.
Para terminar los dejo con una pregunta, ¿qué sería de nosotros los lectores y escritores sin los recursos de búsqueda actuales? Los textos escritos y publicados décadas atrás, obligaban a sus autores a viajar constantemente a lugares que requerían de su experiencia personal para poder describirlos y detallarlos. Buscar en bibliotecas de todo el mundo por temas específicos y de los que había pocos expertos. Ahora, con solo presionar un botón, tenemos demasiada información al alcance de la mano. Disfrutemos y aprovechemos la época y tecnología que tenemos para crear nuevos mundos y explorar nuestra imaginación al máximo.
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