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Foto del escritorJuan Carlos Naranjo Zuluaga

Opine, pero hágalo bien.

Mis últimas entradas han sido bastante sombrías. ¿Qué tal si hacemos de esta algo más amena? Hay un tema que me molesta demasiado y es ver lo mal que la mayoría de personas se expresa en las redes sociales. Saber que todos tenemos derecho a emitir nuestras opiniones, además de permitir expresarnos, nos deja ver lo mal parados que quedamos en educación. A veces es mejor no decir nada que decir las barbaridades que se leen en todas partes. Antes solo se oía la voz de los columnistas en los grandes medios, y el ciudadano de a pie comentaba en su cerrado grupo de amigos y familiares, pero hoy en día, cualquier comentario de cualquier persona se nos cruza en las publicaciones que nos llaman la atención. Se puede decir que se «democratizó» la opinión, y esa democratización me hace pensar en lo que se enseña, o se aprende en el colegio, o en ¿a qué iba la gente cuando decía que estaba estudiando?


No estoy en contra del derecho de expresarse libremente. Estoy en contra de que no se sepan expresar, y que toque leer más de dos veces para entender qué fue lo que quisieron decir. Escribir no es tan difícil, pero escribir bien al parecer sí lo es. Por eso les propongo aquí ciertos ejercicios que pueden usar para jugar, reír, tomar como referencia, etc.


Lo primero que veo es el incorrecto uso del verbo «haber», del adverbio «ahí», y de la interjección «ay». Realice el siguiente dictado y mire quién comete menos errores:

- ¡Ay! Ahí hay una baya (fruta).

- Vaya a la valla (anuncio) a ver si puede haber más.

- Allá se halla mas es posible que no haya nada.

Obviamente, no debe decir lo que está entre paréntesis, eso es solo para el que esté haciendo la prueba.

¿Cómo les fue? Espero que no les toque alguien que cometa los más de veinte errores posibles y, por el contrario, se topen con personas que obtengan un resultado satisfactorio, que puede estar entre cero y tres.


Otra prueba consiste en tildar bien las palabras. En la siguiente frase cambia el sentido por completo con cambiar la ubicación de las tildes:

- Pérdidas millonarias en las sabanas del rey.

- Perdidas millonarias en las sábanas del rey.

Como ven, tienen las misas letras, la misma cantidad de tildes, las mismas palabras en el mismo orden, pero el sentido de ambas difieren enormemente. ¿Qué otras oraciones por ese estilo conocen? Recuerdo que hace unos años leí a un profesor universitario quejándose porque, queriendo evaluar el nivel de sus alumnos, les pidió un ensayo sobre la obra de Gabriel García Márquez, «Relato de un náufrago», y se encontró con varias cosas: la primera, que muy pocos se leyeron el libro; la segunda, que otros, inexplicablemente, le cambiaron el nombre; y tercero, que la gran mayoría usaba un teclado sin tildes ni signos de puntuación. El profesor decidió renunciar antes de tener que dar clases a ese grupo. Muy posiblemente esa historia haya sido inventada, pero también es probable que pueda suceder en cualquier universidad colombiana.


Ya para terminar, vamos con otra prueba, una que combate otro de los errores más comunes que existen, la puntuación. Esta es importantísima y, al igual que en el ejemplo anterior, dependiendo del lugar donde se haga, un texto puede cambiar completamente. En este caso tenemos el siguiente texto:

- Si el hombre supiera el poder que tiene la mujer le estaría continuamente suplicando de rodillas.

¿Dónde pone la coma? ¿Antes o después de «la mujer»?

Veamos:

* Antes: Si el hombre supiera el poder que tiene, la mujer le estaría continuamente suplicando de rodillas.

* Después: Si el hombre supiera el poder que tiene la mujer, le estaría continuamente suplicando de rodillas.

Sí, lo sé, el ejemplo se pasa de machista y ridículo, pero sirve para demostrar lo que quiero, la importancia de la correcta ubicación de los signos de puntuación. No hay respuesta correcta, las dos son igual de absurdas y a su vez gramaticalmente son aceptables.


Ahora bien, ponga a esas mismas personas a escribir algo en otro idioma, en el que usted sepa que esa persona domina. Verá que ahí sí no cometen errores; y esto es porque aprender otro idioma se entiende que da más oportunidades, por lo que aprenderlo mal no les va a permitir alcanzar sus objetivos, en cambio, con el español, su idioma nativo, se permiten «licencias» gramaticales porque «lo importante es que me entendió» como excusa es más importante que hacerse entender bien desde un comienzo.


Hace unos años, trabajaba en una empresa que me pidió evaluar a los candidatos a practicantes. Les hice la prueba número uno, y de los doce que la presentaron, el de mejor resultado tuvo cinco errores, el que le siguió tuvo once. Los otros diez mejor ni les cuento. Hubo incluso uno que se enojó y se fue porque él no se estaba presentando para un puesto de atención al público sino de practicante de arquitectura. No me dejó explicarle que en este gremio también es importante escribir bien, pues una especificación mal redactada, o una licitación que se presente de forma incorrecta, es un trabajo perdido.


Y sí, a mí también me pasó. Equivocarse es posible, por eso no se confíen del corrector ortográfico de su herramienta de trabajo favorita, porque puede escribir bien algo que está mal. A mí se me confundieron las letras iniciales de dos palabras; cambié la «m» de «mesón» con la «p» de «pozuelo» y en vez de escribir «mesón metálico con pozuelo» me quedó un lindo y del que estoy poco orgulloso «pesón metálico con mozuelo». Afortunadamente, me di cuenta a tiempo y lo pude corregir, situación que no le pasó a mi compañero, que por no revisar, envió a cotizar un «pasaanos metálico» en vez del «pasamanos metálico» que necesitaba la escalera diseñada.


Así hay muchos casos. Repito, equivocarse no está mal, siempre que se aprenda del error y se avance. Cometer errores sirve para aprender, pero se necesita voluntad para aceptarlos y humildad para corregirlos. Mientras escribo esto, el asistente que utilizo me está indicando que hay algún error, que obviamente puse a propósito para los ejercicios anteriores, y me está generando ansiedad no poder corregirlo, pues se perdería la intención del texto.


No se necesita escribir un libro, una novela, para escribir bien, y es tan gratificante ver opiniones que se entienden de una vez que agradezco enormemente encontrar comentarios bien estructurados y gramaticalmente correctos. Y usted, amigo lector, ¿considera que escribe correctamente? Si desea, déjeme en comentarios sus apreciaciones.

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1 Comment


Angélica Pinzón
Angélica Pinzón
Feb 03, 2023

😊

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